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REFLEXIONES  SOBRE LA LENGUA QUECHUA, A QUINIENTOS AÑOS DE COEXISTENCIA CON EL CASTELLANO

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20. 05. 28
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Kawsakusunchikmi sichus kuska puririsun huk makilla, huk sunqulla, huk rimaylla.  

Hasta antes de la invasión española, la lengua quechua se desempeñaba en la función administrativa del imperio de los Incas como lengua oficial pese a que los incas tuvieron una lengua materna el qaqaru. Desde hace quinientos años la lengua quechua coexiste con el castellano en una relación asimétrica, de subordinación y conflicto propio de las sociedades sometidas. Por cientos de años el quechua ha sido desvalorada y minorizada. Se ha estereotipado como lengua inferior asociado a la pobreza y atraso, este hecho ha generado en propios y extraños una actitud despreciativa y despectiva hacia la lengua quechua. Estos comportamientos sociales han conllevado a exponerse en peligro de extinción, por los cortes intergeneracionales  entre padres e hijos, padres que no quieren que sus hijos hablen quechua; otro de los factores es el desplazamiento sociolingüístico, la pérdida del status social.

A esto debemos sumar el problema de la Normatización y normalización de la lengua quechua, es decir, no tenemos un alfabeto quechua unificado, cada dialecto hace prevalecer, o cada hablante quiere imponer con o sin razón, las discusiones entre los tri y pentavocalicos han llegado a puntos de intransigencia, mientras esto suceda la lengua quechua irá muriéndose. Por otra parte, el Estado no logra consolidar una planificación lingüística que pueda permitir a las lenguas nativas recuperar y fortalecerse, tampoco educacionalmente logra alcanzar cerrar las brechas de inequidad; tenemos una educación aún en la línea de la homogeneización castellana. ¿Cuáles son nuestros retos frente a esta realidad? Primero, cambio de actitud de los hablantes, tomar conciencia sobre nuestra lengua entendiendo que es un código cultural depositario de saberes, conocimientos, tecnología, formas de pensar y actuar como valores colectivos propias de las culturas ancestrales. Segundo, implementar políticas de desarrollo económico y social que permitan a nuestros pueblos asegurar su continuidad en la línea del tiempo. Tercero, avanzar en la construcción de un currículo propio que permita a los pueblos asegurar la transmisión intergeneracional de las formas de vida, de pensar y actuar a partir de la cosmovisión de los pueblos en el marco de una ciudadanía intercultural dentro de un mundo globalizado. Cuarto, unificar el alfabeto quechua para la escritura considerando importante para asegurar y perennizar nuestros códigos culturales, hay suficiente estudio sobre las formas de normatizar y normalizar.

Es importante, señalar que las lenguas tienen sus propios fonemas y grafías, su propia estructura gramatical. Científicamente está demostrado que es trivocálico y  15 consonantes simples o básicos en sus formas originarias de existencia, posteriormente producto de los contactos entre civilizaciones a lo largo del tiempo se ha venido incrementando fonemas que han enriquecido la cultura y lengua,  entendiéndose que cada fonema es un código cultural, lo que falta es normar su funcionamiento. Finalmente, “solo los pueblos conscientes de su realidad pueden avanzar hacia su desarrollo” “las lenguas solo existen si sus hablantes son conscientes de su existencia” “la permanencia de una lengua se debe a la permanencia de la cultura y la permanencia de una cultura obedece a la democratización de la economía de un país”.

TITO MEDINA WARTHON

DIRECTOR DREA